Soft skills: un conjunto de características interpersonales

Las Soft Skills son un conjunto de características interpersonales que nos permiten relacionarnos con nuestro entorno de manera más efectiva para triunfar tanto a nivel personal como laboral. Estas habilidades se diferencian de las denominadas Hard Skills, que son los conocimientos adquiridos a lo largo de nuestro proceso de formación o habilidades técnicas. Se puede decir que gracias a las Hard Skills podemos presentarnos a un puesto de trabajo pero es solo gracias a las Soft Skills que logramos conseguirlo y ascender.

Mencionar ambas es necesario si tenemos en cuenta que el sistema educativo actual se enfoca principalmente en el desarrollo de las Hard Skills atosigando a los estudiantes con conceptos e informaciones que ni siquiera saben cómo almacenar debido a la carencia de un método de estudio eficaz. Los conocimientos técnicos cuentan además con la desventaja de quedarse obsoletos o rezagados en poco tiempo siendo necesaria su actualización, fruto de un entorno en continuo cambio y evolución. Junto con el entorno también han cambiado las exigencias empresariales, cada vez más centradas en el buen manejo de las Soft Skills, y es aquí donde la desconexión entre el mundo académico y laboral se hace patente e imposible de ignorar.

Muchos de los candidatos que aspiran a encontrar el trabajo de sus sueños son incompetentes a nivel de habilidades interpersonales y comunicativas, encuentran dificultad en pensar de manera crítica o creativa, resolver problemas y trabajar en equipo, siendo todas ellas características propias de las Soft Skills y también las más buscadas por las empresas.

A día de hoy ser el mejor técnicamente no es suficiente para ingresar en el mercado laboral, si no que es necesario encontrar un equilibrio adecuado entre las habilidades técnicas e interpersonales como clave para destacar en un exigente ambiente laboral.

El concepto Soft Skills resulta un tanto ambiguo dada la multitud de clasificaciones que podemos encontrar aunque en general se pueden agrupar en torno a las siguientes categorías:

De entre todas ellas podemos destacar una en particular, la habilidad de aprender a aprender.

Ésta es la más importante, dado que sin ella no podríamos desarrollar ninguna de las demás, sin la curiosidad y el entusiasmo por crecer y mejorar, por abrir la mente a nuevos conocimientos y sin el coraje de cambiar no sería posible convertirse en la persona que describe el cuadro anterior, una persona segura, competente e inconformista.

Estas cualidades se trabajan practicándolas pero también formándonos en su adquisición y dominio porque aprender es sinónimo de crecimiento y de evolución, es el motor que nos lleva a descubrir nuevos hallazgos, lo que nos convierte en exploradores del mundo ávidos por obtener respuestas a nuestras preguntas. Algún día alguien se preguntó cómo sería si el hombre pudiera volar y entonces creamos el avión, y comenzamos a surcar los cielos llegando incluso a explorar el espacio y acercarnos un poco más a los secretos del universo.

Alimentemos siempre más la llama del aprendizaje, es el sustento de la vida.

 

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